21 de diciembre de 2010

no puedo más, voy a reventar

Toda la vida te he estado viendo como la mejor, la más grande, como la más sabia y queriéndote como a muy pocos. 

Pero de repente, te has convertido en todo lo contrario. ¿Cómo es posible que hayas cambiado tanto? ¿Cómo puedes pasar de ser la única que me consuela en las pocas veces que lloro, a ser la causante de todos mis llantos, en tan sólo unos meses? ¿Donde tenías escondida tanta maldad y tantos defectos que no he conseguido verte hasta que él se ha ido?

Después de un año y dos meses, las cosas siguen yendo igual de mal, o incluso peor.
Ya no sé que coño hacer, si darme por vencida y dejar que nos consumas, si seguir peleando cada día pero sintiéndome como una mierda por hacerte esto, o pasar de todos y volver a crear una barrera a mi alrededor en la que no entra absolutamente nadie.

Sinceramente, me encantan las charlas contigo, sentir que estoy haciendo lo que le prometimos, y la felicidad de mi padre por que está cumpliendo totalmente.

Pero, ¿de verdad no te importa un carajo que tu hijo llore cada noche por culpa de tus gestos?, ¿no lo quieres?, ¿no nos quieres?. A mi, que tantos años he pasado contigo, a ella que siempre a dicho tu nombre cuándo han preguntado por su madre y a tu hijo, sobretodo; ¿de verdad no nos quieres?


Hemos dejado nuestra vida a un lado, sólo por ti... ¿y cómo nos lo pagas? destrozándonosla.

Por más que espere ya lo he asumido. Nunca escucharé de tu boca un GRACIAS sincero, o un simple te quiero. Pero eso sí, cada día me duele menos, sin darme cuenta me estás haciendo más fuerte a base de palos.

Ya no tengo esperanza de que esta situación cambie, ya no se si puedo perdonarte.

Aún así no puedo dejar de quererte, es imposible.
"De repente se oye un rumor, los murmullos de las primeras filas cobran intensidad. ¿Qué pasa? Rezan. Los prisioneros rezan por los que van a morir. Creen que así les resultará más llevadero el último viaje. No vale la pena, sollozo dentro de mí. Nada puede ayudarlos, puesto que allá arriba no hay nada, ni aquí abajo tampoco. ¡Nada! ¡Nada!"



La niña de la lista de Schindler, Stella Müller-Madej.

14 de diciembre de 2010

Maldita Nerea - Cosas que suenan a triste



Guarda ese miedo que vela todo y sólo se queda, sólo se queda;
diciendo cosas que siempre suenan a triste, cosas que suenan a olvidar.
Todo ese ruido que el maldito invierno nunca se lleva.


10 de diciembre de 2010

para tí, para todos

-Pero ¿no es el recuerdo del dolor pasado lo que constituye la alegría actual? Todavía tengo mucho que decir de las cosas pasadas. Por encima de todo, ardo en deseos de conocer los incidentes de tu paso a través del oscuro Valle de la Sombra.-

Coloquios entre monos y una; Edgar Allan Poe.

8 de diciembre de 2010

habrá que resignarse

Y... de nuevo a lo mismo de siempre, a los mismos quebraderos de cabeza, a las mismas inquietudes que no tienen sentido, a los mismos llantos tontos que acaban en agobio, ¿y todo por qué?
Porque mi cabeza es imposible de aceptar que todo valla bien, que no tengo de que preocuparme, que es posible que no esté vacía por dentro, que tenga sentimientos, y que sepa demostrarlo.

Pero esta vez no, esta vez no he tenido que tomar una decisión complicada o llorar hasta encontrar la opción que menos daño haga, esta vez no. Esta vez, ha bastado con mirar dentro de mi, con recapacitar si verdaderamente tiene sentido esta situación, con pensar por qué actúo así, si todo iba tan bien...
Y aunque me parezca imposible, he encontrado la solución sin ni siquiera tener que buscarla. Simplemente llevo muchos años aferrada a mi forma de ser, mis costumbres, mis manías, mis locuras; pero hacía bastante tiempo que alguien que pueda hacer que muchas cosas dentro de mí y en mi cabeza cambien, no entraba en mi vida. Todo sigue yendo igual de bien, y sigo teniendo totalmente claro lo que quiero.

¿Porque entonces hay algo que a veces falla en mí? es muy simple; aunque pueda llegar a ser la persona que quiera, siempre habrá dentro de mí algún resquicio de las antiguas costumbres, de mis antiguas inquietudes, de mis antiguos despistes; pero nada por lo que alarmarse.
Ahora sí lo tengo claro, esta vez nada de esto me afectará. Solo tengo que estar atenta y cuando lo casi olvidado salga a la luz, quitarlo del medio rápidamente y resignarse a lo que siempre tendré en mi interior.